Muchas personas se levantan muy cansadas a pesar de haber estado varias horas dormidas. Una de las razones que pueden estar detrás de esta sensación es la apnea. Este problema puede ser especialmente grave y empeorar cuando se sufre un resfriado o una gripe. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
Qué es la apnea
La apnea es un problema que surge cuando se está dormido. Durante el periodo de descanso, las funciones naturales que controlan la respiración se ven interrumpidas y el aire deja de pasar a los pulmones. El problema puede ser muy grave. Dependiendo de la frecuencia y la duración de los episodios, se puede producir falta de oxígeno en órganos vitales, daños relacionados con la falta de descanso e incluso la muerte por asfixia.
Existen tres tipos diferentes de apnea, dependiendo de cómo se produzca. Una está relacionada con la musculatura, otra con el sistema nervioso y la última es una suma de ambas. Te damos más detalles sobre cada caso.
Apnea obstructiva
Tiene lugar cuando los músculos de la garganta se relajan hasta el punto de obstruir las vías respiratorias. La musculatura del paladar blando, que incluye las amígdalas, las paredes o la lengua, pierden su posición y obstruyen la tráquea. Los niveles de oxígeno en sangre bajan y el cerebro envía una señal para despertarse y recuperar la respiración. Este proceso puede repetirse hasta 30 veces por hora, imposibilitando el descanso profundo.
Apnea central
En este caso el cerebro deja de mandar las señales que producen el movimiento de los músculos que intervienen en la respiración. Al igual que en el caso anterior, el cuerpo reacciona a la deficiencia del oxígeno e interrumpe el descanso. Este caso es más perceptible y suele generar episodios de insomnio.
Síndrome de apnea compleja
Es una suma de la apnea obstructiva y la apnea central. Pueden presentarse por separado o a la vez, siendo este segundo caso especialmente peligroso.
Síntomas, efectos y causas de la apnea
Entre los síntomas más comunes de la apnea están los siguientes:
- Despertarse muchas veces
- Sensación de falta de descanso por la mañana
- Somnolencia durante el día
- Ronquidos
- Jadeos nocturnos
- Sensación de sustos por la noche
- Movimientos bruscos al dormir
Los efectos de la apnea pueden ser:
- Sensación de falta de descanso
- Problemas por deficiencias de oxigenación
- Falta de concentración
- Problemas cardiacos
- Diabetes del tipo 2
- Problemas hepáticos
- Problemas metabólicos
- Baja respuesta inmunitaria
Las personas que cumplen con alguno de los factores que se mencionan a continuación, tienen mayor riesgo de sufrir la apnea.
- Ser hombre
- Sufrir sobrepeso
- Tener un cuello demasiado ancho
- Tener vías respiratorias estrechas
- La edad
- Malos hábitos como tabaquismo, consumo excesivo de alcohol o sedentarismo
- Edad
- Problemas cardiacos
- Accidente cerebrovascular
- Uso de medicamentos
- Infección respiratoria y congestión
Como afecta la gripe y el resfriado a la apnea
La gripe o el resfriado pueden ser especialmente adversos en el caso de los que sufren apnea. La mucosidad es otro impedimento que se suma a las dificultades para respirar. Además, el sistema nervioso se ve afectado y la musculatura de las vías respiratorias se irrita y se inflama.
Para evitar que el problema se agrave es importante utilizar todos aquellos dispositivos creados y homologados para mejorar la respiración por la noche. Las máscaras para facilitar la respiración al dormir son un ejemplo. También pueden ser de utilidad aquellos medicamentos que minimizan los síntomas de la infección. Eso sí, siempre bajo supervisión médica.
Por último, para combatir la apnea cuando aumenta el riesgo de contraer un resfriado o una gripe, lo mejor es extremar las medidas de prevención. Adquiere buenos hábitos de alimentación, huye de la vida sedentaria, elimina el tabaco o el alcohol de tu vida, no utilices medicamentos sin supervisión médica y, ante cualquier síntoma, acude al médico.
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